El alfabeto griego y los números

En el siglo IV a.C. el gran filósofo Platón afimaba que las matemáticas se dividían en cinco grandes bloques, la aritmética, la geometría del plano, la geometría tridimensional, la astronomía y la música, la cual ilustraba la harmonía del universo.

Sin embargo, el estudio del número en si, tenía prevalencia sobre todos los demás campos. Los primeros filósofos de la Cristiandad afirmaban que como todo los números se forman a partir de los 10 primeros, éstos, contenian la historia de la creación del mundo.

Por otro lado, para las tribus de Israel, cada letra de su alfabeto representaba un tipo de energía del universo. Además, cada una de ellas se correspondía con la forma, el color, el olor u otras características del dios que representaban y más específicamente, al número correspondiente a esa deidad.

Hoy en día nadie cuestiona que tal y como dijo Galileo Galilei, "las matematicas son el lenguaje en el que Dios ha escrito el universo", que si viniera una civilización alienígena a visitarnos sólo podríamos comunicarnos a través de ellas (o eso esperamos).

Pero en tiempos de la antigua Grecia, Sócrates y Platón sugerían que muchas lenguas estaban formadas por un alfabeto en el que cada letra era un símbolo, un sonido y un número. Por ejemplo, las equivalencias numéricas del alfabeto griego son las siguientes: 

Lo primero que nos llama la atención es la ausencia del número 6, no sabemos si por ser el creador del famoso número de la bestia. Posteriormente, comenzaron a utlizarse estos tres caracteres para poder representarlo ϝ´ / ϛ΄ / στ´. Además, tampoco aparecen el 90 y el 900, eso sí, porque estos correspondian a letras que quedaron obsoletas.

Muchas personas se han dedicado el estudio de los nombres a partir del número que correspondería a cada uno según este alfabeto, por ejemplo, algunos afirman que Jesús, cuyo número correspondiente sería el 888, probó su divinidad al afirmar que él era "el Alfa y el Omega", ya que si sumamos ambas letras, 1+800 obtenemos el 801, número correspondiente a la palabra paloma en griego, la cual, en el Cristianismo, respresenta al espíritu santo.

Independientemente de la religión, la relación entre las distintas lenguas y el llamado lenguaje universal existe. Ahora, como curiosidad, podemos calcular nuestro número, el que llevamos asociado con nuestro nombre, y ver qué propiedades tiene, maravillándonos de nuevo con el poder de las matemáticas.

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